viernes, 16 de diciembre de 2011

Amor de viejitos



Toda persona que verdaderamente cree en el matrimonio ansía envejecer junto a su pareja, para cuidarse en la enfermedad y hacerse compañía en esos tiempos donde la soledad se hace más grande.

Me lleno de alegría cuando me tropiezo por las calles de mi casa, a cualquier hora,  con unos viejecitos agarrados de mano, sentados uno al lado del otro en el parque, ayudándose a caminar o a cruzar las calles, saliendo de la iglesia. Se siente un aire de mucha estima y amor en tu alrededor.

Hoy hablando con abuela Casilda, me di cuenta que esto que valoro tanto en las calles de Barcelona lo tenía en Santo Domingo en mis propias narices. Ella me contaba de cómo abuelo Matías sin tener fuerzas para pararse de la cama, se levanta todas las noches de madrugada para llevarla al baño. Dos viejecitos dignos de admirar, siempre juntos, apoyándose y ayudándose el uno al otro.

Recuerdo una de las veces que abuela estuvo interna… por más que le insistían a abuelo que se fuera a la casa a descansar, no se movía ni un minuto del sofá que estaba a su lado. Un Señor tan lleno de amor, con todo y que es de poco hablar sorprende a cualquiera con sus palabras llenas de ánimo y cariño. ¡Qué bonito!

Deseo vivir eso… encontrar con quien envejecer y que el amor se haga más grande con el paso del tiempo. 

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